sábado, 1 de agosto de 2020

LA LIBERTAD ERA UN CASTAÑO PARA ANA FRANK

UNA DE LAS FOTOS DEL PROYECTO VENTANAS
Encontré una interesante nota titulada de ese modo (de la que transcribo sólo unos párrafos) que me hizo acordar de inmediato el primer proyecto grupal que les propuse a los alumnos: fotografiar la ventana mirando hacia afuera, desde la casa de cada uno. 
Preparé unos murales digitales con las diferentes fotos y pensé en la carga simbólica que tenían esas fotos buscando el afuera.
Recientemente y después de varios meses de confinamiento, una ex alumna, Noelia, me mandó una hermosa foto de un árbol que sacó en su curso de fotografía.
Publiqué uno de los collages con ventanas y el árbol de Noelia en nuestro blog didáctico.

La nota mencionada comienza así:
"Numerosas obras literarias presentan a los árboles como el patrimonio de la infancia y de la libertad. 
Para Ana Frank, la libertad era un árbol. 
La niña judía alemana recluida con su familia en tres habitaciones secretas de una casa de Ámsterdam podía ver un castaño centenario desde su escondite. “Miramos el cielo azul, el castaño sin hojas con sus ramas de gotitas resplandecientes, las gaviotas y demás pájaros que al volar por encima de nuestras cabezas parecían de plata. Y todo esto nos conmovió y nos sobrecogió tanto que no podíamos hablar”, escribió en su Diario el miércoles 23 de febrero de 1944. El sábado 13 de mayo de 1944 apuntó: “El castaño está en flor de arriba abajo y lleno de hojas además y está mucho más bonito que el año pasado”. 
Entre las diez y las diez y media de la mañana del 4 de agosto de aquel año, un coche se detuvo ante el número 263 de la calle Prinsengracht y detuvo a los Frank y los van Pels, la familia que se refugió con ellos. De los 10 habitantes de aquel escondite, solo Otto Frank, el padre de Anna, volvió de los campos de exterminio. Pero el castaño centenario siguió allí, hasta el año 2010, cuando una tormenta lo derribó. Los responsables de la Casa Museo Ana Frank sabían que el árbol estaba enfermo desde 2005 y habían germinado numerosas castañas que, una vez convertidas en pequeños arboles, fueron plantados en escuelas y parques de todo el mundo. 
En la plantación de uno de aquellos árboles, en 2016 en un colegio del barrio londinense de Islington, la invitada de honor fue Eva Schloss, superviviente de Auschwitz que entonces tenía 87 años y que conoció a Ana Frank de niña. Durante la ceremonia explicó que aquel viejo castaño de su amiga de infancia era un “símbolo de esperanza”, ahora multiplicado por sus numerosos descendientes." (...)

Podés leer la nota completa, por Guillermo Altares: 

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