lunes, 10 de agosto de 2020

VARIEDAD DE RECURSOS


Tanto para la creación de productos de Arte tecno como para cualquier otra situación educativa, es importante contar con variedad de materiales. 

Los alumnos del Instituto Mi Amanecer, durante los casi dos años en que dictamos Computación,  mostraban interés en todo tipo de novedades, aunque fueran de bajo costo (de allí la consigna que inventé "0 pesos"), por ejemplo descartes de computadoras, cartón, juguetes, calculadora rota, etc.

Y se ponían a crear cosas la mayoría de las veces, con resultados muy interesantes. En Tecnología creativa incluí varios proyectos en los aplicamos código a dibujos y maquetas que ellos hicieron a mano. 

Otra cosa que les encantaba es dibujar en el pizarrón...

domingo, 9 de agosto de 2020

RECORDANDO A JANUSZ KORCZAK, POR ANTONIO POMBO SÁNCHEZ


JANUSZ KORCZAK

Último tren a Treblinka. Una biografía para Janusz Korczak from Diego Fidalgo on Vimeo.

Niños, cuando hayáis crecido, 
recién entonces comprenderéis, 
¡cuántas lágrimas yacen en las letras! 
¡cuánto llanto! 
Y cuando tengáis, niños, que soportar el exilio 
hasta llegar a la extenuación, 
probad a extraer fuerza de estas letras, 
mirando en su interior. 
Mark Markovich Warshawsky. 

Varsovia, 5 de agosto de 1942. 
Las calles de la ciudad polaca, a la sazón capital universal de la infamia, fueron ese día escenario de una extraña comitiva. No porque los desplazamientos masivos del gueto a la plaza de transbordos (Umschlagplatz), desde donde la población judía de Varsovia era enviada a los campos de la muerte, fueran por entonces algo inhabitual; muy al contrario, en el verano de 1942 se llevó a cabo, en menos de dos meses, una vasta operación cuyos diseñadores, los victimarios nazis, bautizaron como Grosse Umsiedlungsaktion (Gran acción de realojamiento). Con esa expresión, en la que confluyen el eufemismo encubridor de la barbarie y el sarcasmo de la jerga administrativa del III Reich, se nombraba la deportación masiva de la población superviviente del gueto. Su destino eran los campos de exterminio de Treblinka y Majdanek. Más de un cuarto de millón de hombres, mujeres y niños judíos fueron allí gaseados e incinerados entre los meses de julio y septiembre. La peculiaridad del grupo consistía en que lo integraban doscientos niños huérfanos que, acompañados por los responsables del orfanato, recorrían las calles varsovianas convencidos de iniciar sus vacaciones estivales en el campo. Al frente de la fatídica expedición, el doctor Janusz Korczak, responsable de la institución, llevaba en sus brazos a uno de los pequeños y mantenía la ficción vacacional, haciendo que los huérfanos entonasen canciones mientras se encaminaban a una muerte ignominiosa. No le faltaron a Korczak, médico y pedagogo, oportunidades de salvar su vida, evitando la deportación ferroviaria. Las desechó una tras otra; incluso en los momentos finales, cuando un comandante nazi le acerca para recordarle que a él no le corresponde viajar en ese transporte con los niños. Su réplica es contundente: «¡Fuera de aquí, hijo de perra, no nos moleste!… ¿Acaso no ve con qué alegría los niños judíos van al encuentro de la muerte?» 
Niños judíos hambrientos y atemorizados son los que Korczak tuvo que cuidar, asistir y proteger, desde 1940, en el gueto de Varsovia, en aquel dantesco espacio diseñado por la maquinaria represiva nazi, los nuevos ocupantes de Polonia manu militari. Korczak, que dirigía, antes de la invasión del país, el Orfanato Judío Dom Sierot, no los abandona un momento cuando son confinados en el siniestro gueto. Por cierto, aún tuvo fuerzas, ya antes del gueto, para oponerse a una práctica ignominiosa impuesta por los invasores nazis: se negó a llevar el brazalete con la estrella de David. “Mi razón no está acostumbrada a doblarse y a inclinarse, solo mis rodillas”, escribió Montaigne en sus Ensayos. 
Como médico, Korczak animaba a las personas que atendía a luchar por su vida, a no rendirse; para él la recuperación de cada enfermo era una victoria sobre Hitler. 
Consideraba la lucha por la vida como una batalla personal contra el enemigo. La vida de Janusz Korczak, nos recuerda que incluso cuando los amos de lo inhumano imponen su ley, puede resplandecer el brillo de una humanidad que resiste al mal. 
En una carta que escribió el 27 de enero de 1928 refiere que: «Lo más fácil es morir por una idea, ¡qué linda película!: él cae con el pecho agujereado por las balas, un reguero de sangre sobre la arena…y un sepulcro lleno de flores. Lo más difícil es vivir por una idea, día tras día, año tras año». ¿Cuál fue el secreto vislumbrado en el momento de la muerte? Sin duda, el del sentido de la vida como servicio al prójimo desvalido; o sea, el núcleo fundante de la conducta moral. 
En Korczak, ese impulso se dirigió, esencialmente, a los más desamparados entre los desamparados, a los huérfanos judíos. A la época del gueto remontan estas palabras: «¿Es bueno ser niño? Más o menos. No mucho. No sé, me olvidé…Pero sí sé que es peor ser un niño judío. Y aún es mucho peor ser un niño judío, pobre y huérfano.» 
En el huérfano judío, en efecto, se concentraba un cúmulo de desdichas sociales: la condición judía en un mundo fieramente antisemita; la pobreza; el desvalimiento de la niñez; la desprotección adicional de la orfandad. 
Renunciando a una próspera carrera como médico, Korczak consagró su vida al intento de reparar, o en lo posible mitigar, ese mal. Janusz Korczak fue un paradigma de la dignidad humana que vivió siempre conforme a lo que él consideró justo. Supo oponerse con decisión y coraje al cumplimiento de leyes infames en unas circunstancias en las que la moralidad humana se extinguía. Pero, ¿podría haber vivido o actuado de otra manera? Decididamente no. No podría haber vivido consigo mismo si no hubiese acompañado a los niños hasta el final. Decía Hannah Arendt que hasta en los tiempos más oscuros tenemos el derecho a esperar cierta iluminación, y dicha iluminación proviene menos de las teorías y conceptos que de la luz que algunos hombres y mujeres reflejaron en sus trabajos y sus vidas. 
En esos tiempos de oscuridad y hecatombe moral, Janusz Korczak fue un destello de luz deslumbrante que todavía permanece. 
 Antonio Pombo Sánchez 

Antonio Pombo Sánchez: Es español, residente en Santiago de Compostela. Médico pediatra, psicoterapeuta y doctor en medicina. Dicta conferencias sobre temas relativos a la infancia y el Holocausto; publica artículos para revistas profesionales. Autor del libro “La derrota de la razón. Janusz Korczak, médico, educador y mártir” Ediciones Xoroi. Barcelona 2017.

jueves, 6 de agosto de 2020

LOS NO LUGARES


En paralelo a los sitios maravillosos y deslumbrantes a los que todos quieren ir en sus viajes, existen esos otros, que también y sobre todo, hablan de lo cómo somos y qué hacemos los humanos con las guerras y la destrucción o  también la Naturaleza, con sus terremotos, volcanes, huracanes.
Hace poco leí un libro en este enfoque de "Psicogeografía", llamado "Fuera del mapa", de Alastair Bonnett, que nombraba una serie de estos "no lugares", por ser fantasmas, abandonados, oscuros, inexistentes, tierra de nadie, limítrofes, etc.  
Toda nuestra isla y paralelas del  universo digital Zombitaun, estaría inspirado en lugares de este tipo, en los que las catástrofes y desgracias dejaron la marca mucho más que los logros, pero aun así sus habitantes resisten. Nada más parecido a muchos de los pueblos que habitamos el mundo. 
Todo ello me hace acordar el poema de Ángel Torres, que publicamos en mi otro blog: "El Bredunco", sobre el río Cauca, y su comentario:

"(la poesía) se relaciona con un hecho real, un desastre ecológico producido en Colombia con uno de los ríos más importantes del país, que baña numerosas poblaciones y que, por un error, se secó repentinamente. Más tarde fue solucionado, pero durante la sequía de su cauce produjo un verdadero desastre ambiental, ecológico y para la vida de fauna, flora y los habitantes. Es un tema lindo para que los adolescentes puedan recrear una historia sobre ese tema. Su nombre es el nombre originario del río, el Bredunco. Geográficamente se lo conoce como el Cauca, baña la región de Antioquia".

sábado, 1 de agosto de 2020

LA LIBERTAD ERA UN CASTAÑO PARA ANA FRANK

UNA DE LAS FOTOS DEL PROYECTO VENTANAS
Encontré una interesante nota titulada de ese modo (de la que transcribo sólo unos párrafos) que me hizo acordar de inmediato el primer proyecto grupal que les propuse a los alumnos: fotografiar la ventana mirando hacia afuera, desde la casa de cada uno. 
Preparé unos murales digitales con las diferentes fotos y pensé en la carga simbólica que tenían esas fotos buscando el afuera.
Recientemente y después de varios meses de confinamiento, una ex alumna, Noelia, me mandó una hermosa foto de un árbol que sacó en su curso de fotografía.
Publiqué uno de los collages con ventanas y el árbol de Noelia en nuestro blog didáctico.

La nota mencionada comienza así:
"Numerosas obras literarias presentan a los árboles como el patrimonio de la infancia y de la libertad. 
Para Ana Frank, la libertad era un árbol. 
La niña judía alemana recluida con su familia en tres habitaciones secretas de una casa de Ámsterdam podía ver un castaño centenario desde su escondite. “Miramos el cielo azul, el castaño sin hojas con sus ramas de gotitas resplandecientes, las gaviotas y demás pájaros que al volar por encima de nuestras cabezas parecían de plata. Y todo esto nos conmovió y nos sobrecogió tanto que no podíamos hablar”, escribió en su Diario el miércoles 23 de febrero de 1944. El sábado 13 de mayo de 1944 apuntó: “El castaño está en flor de arriba abajo y lleno de hojas además y está mucho más bonito que el año pasado”. 
Entre las diez y las diez y media de la mañana del 4 de agosto de aquel año, un coche se detuvo ante el número 263 de la calle Prinsengracht y detuvo a los Frank y los van Pels, la familia que se refugió con ellos. De los 10 habitantes de aquel escondite, solo Otto Frank, el padre de Anna, volvió de los campos de exterminio. Pero el castaño centenario siguió allí, hasta el año 2010, cuando una tormenta lo derribó. Los responsables de la Casa Museo Ana Frank sabían que el árbol estaba enfermo desde 2005 y habían germinado numerosas castañas que, una vez convertidas en pequeños arboles, fueron plantados en escuelas y parques de todo el mundo. 
En la plantación de uno de aquellos árboles, en 2016 en un colegio del barrio londinense de Islington, la invitada de honor fue Eva Schloss, superviviente de Auschwitz que entonces tenía 87 años y que conoció a Ana Frank de niña. Durante la ceremonia explicó que aquel viejo castaño de su amiga de infancia era un “símbolo de esperanza”, ahora multiplicado por sus numerosos descendientes." (...)

Podés leer la nota completa, por Guillermo Altares: 

INTERACTUAR CON LOS MATERIALES

Desde hace un tiempo e inspirada por los trabajos a veces enviados de modo desordenado y hasta precario por alumnos que nunca antes habían experimentado una emergencia como la actual, y una necesidad y autonomía digitales, me encontré revisando más a fondo e interactuando con sus trabajos de manera más intensa. 
Pero ahora descubrí una nueva forma de recibir e interactuar, valga la repetición, con los aportes de especialistas , expertos o docentes. Ya que siempre encuentro un punto en el que mi propia obra, intereses o realidad se tocan con ese material que recibo.
Con los cuentos siempre me gusta imaginar al estilo de Gianni Rodari, otra versión, derivada o "plagiada" (en el buen sentido) del original.
Por ejemplo con el cuento PANDEMIA PASIVA, pienso en que los alumnos o lectores podrían inventar situaciones similares en las que una "institución" lleva a cabo el rol contrario. En el cuento ocurre con la policía y la institución bancaria que en lugar de cuidar a sus ahorristas, protege al banco de aquéllos. 
Otras posibilidades podrían ser el hospital que en lugar de curar a la gente se cuida de ella (no estamos tan lejos...), o la escuela que en lugar de enseñar protege a los maestros del conocimiento de los alumnos (nuevamente, nos acercamos a la realidad...)
Y así...