-Camila, no vino.
-Santino, no vino, etc.
Si bien ya saben que lo digo en broma y a propósito, los alumnos no dejan de gritar "¡Acá estoy!", reafirmando no sólo su presencia sino probablemente mi alusión (con la supuesta "ausencia") a su persona.
Y vuelvo una y otra vez a reiterar la broma ritual, en torno a un acuerdo basado en la posibilidad de lo absurdo, en medio del caos escolar.
Definitivamente este chiste repetido nos une, sobre todo cuando "no vino nadie", el día de asistencia perfecta. :)
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