Si hay una actividad que me encanta proponer a los alumnos, principalmente del Ciclo de Capacitación Laboral es crear un diario, cuaderno o collage (en general digital) basado en sus propios intereses. Incentivarlos a bucear en lo que más les apasiona.
No siempre reparamos en la trascendencia que tiene en nuestra vida aquello que amamos y admiramos.
En mi caso el ballet. Cuando quise rescatar algo que lo sintetizara para armar este pizarrón antiguo, elegí a Vaslav Nijinsky, un bailarín fuera de serie, quizá el verdadero precursor de la danza "moderna", el "Dios de la danza", el que enloqueció cuando su hermano -"para quien" decía él que bailaba- murió.
Alguien que muchos observaban como no humano por su forma extraña de mantenerse en el aire más de lo esperado en sus saltos. Una historia intensa y conmovedora.
Como si el arte y la belleza no pudieran separarse de la tragedia.
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