Nuevamente, ordenando las habitaciones y cambiando cosas de lugar... Daniel reencontró nuestro poema:
21-7-96
Estoy
pensando
que
cuando nazcas
te daré
de mi vida lo más tierno,
lo
sublime y, tal vez, sin quererlo, lo peor.
Sabrás
perdonar que quizás,
a veces,
me quede en el intento,
y sabrás
comprender que
mucho de
lo que pretendo,
jamás lo tuve para mí.
Has
sido concebido mucho antes
de existir
en esta tierra,
y eso
te hace invencible.
Te soñé
tantas veces:
eras hermoso.
Tendrás
un padre tierno y fuerte,
una imagen
y un espejo,
una
cuna y un regazo,
y cada
vez que lo pidas,
la calma de mi voz.
Sabrás
que la vida
tiene un
solo sentido:
el del
amor más profundo,
y tu
cuerpo crecerá al compás
de alguna melodía.
Y te
contaré mil historias:
duras,
densas y terribles,
pero no
para que temas,
sino
sólo para protegerte:
el mal
acecha los pasillos donde huele a rosa.
Y cuando
crezcas, pensarás:
cuánto error,
cuánta
fuerza malgastada.
Te lo
advertí: la vida es compleja,
pero no
te preocupes: siempre estaré a tu lado.
Inventaremos
palabras
para renombrar
las cosas,
y para
hablar del miedo,
y te
seguiré queriendo,
cuando
aprendas otro idioma.
Y verás
que la vida está llena de amarguras,
y te
preguntarás: para qué.
Piensa en
esto: además del Amor,
están
el Bien y la Belleza.
Son
demasiadas cosas que perder,
y es
por eso que también yo sobreviví.
Y
cuando sientas que todo está perdido,
relee este
poema, una y otra vez.
Rosa